En esta página hablaremos porqué se propone el juego "¿cómo resolveríamos cada situación?", cómo construir valores éticos relacionados a la convivencia, al cuidado de uno mismo y de los demás, que significa los "límites" y cómo los docentes ayudan a desarrollar la autonomía al momento de resolver situaciones conflictivas.
En relación al juego "¿cómo resolveríamos cada situación? muestra diversas situaciones que presentan desafíos, que pueden presentarse en la vida escolar o fuera de ella. Es un juego pensado para fomentar la reflexión, el pensamiento crítico junto al grupo y la docente y de esta manera, expresar diferentes puntos de vistas, pensamientos y sentimientos sobre cómo abordar la situación. Es un material que promueve el dialogo constructivo y búsquedas de soluciones colaborativas ante desafíos cotidianos.
El diseño curricular para la educación inicial de 4 y 5 años expresa, buscar una construcción progresiva de actitudes basadas en valores éticos relacionados con la convivencia y el cuidado de sí mismo y de los demás en las relaciones interpersonales. La formación de valores crea la base para disfrutar del juego compartido, de la amistad y de relaciones de convivencia basadas en la solidaridad que genera las condiciones para formar vínculos. Normas apoyadas en valores, son reguladoras y protectoras de la convivencia que permiten que los niños se sientan seguros y cuidados.
La docente puede intervenir alentando conductas que orienten a afianzar la autoestima y promover valores que incentiven cambios de ayuda mutua, cooperación y solidaridad con los demás. A través de los límites la docente establece en situaciones conflictivas, las sugerencias que realiza y los problemas que presenta a los niños ayudan gradualmente a construir actitudes basadas en valores como la honestidad, la verdad, la amistad, la justicia y la responsabilidad.
El rol docente es enseñar a los niños a resolver sus conflictos de forma adecuada, expresar y defender sus ideas y deseos sin perjudicar ni desvalorizar a los demás. La formación de valores crea la base para disfrutar del juego compartido, de la amistad y de relaciones de convivencia basadas en la solidaridad que genera las condiciones para formar vínculos. Normas apoyadas en valores, son reguladoras y protectoras de la convivencia que permiten que los niños se sientan seguros y cuidados. La docente puede intervenir alentando conductas que orienten a afianzar la autoestima y promover valores que incentiven cambios de ayuda mutua, cooperación y solidaridad con los demás. A través de los límites la docente establece en situaciones conflictivas, las sugerencias que realiza y los problemas que presenta a los niños ayudan gradualmente a construir actitudes basadas en valores como la honestidad, la verdad, la amistad, la justicia y la responsabilidad.
A veces lo niños forman grupos en los que algunos compañeros no son incluidos en sus juegos. Esto puede causar problemas y peleas que los docentes deben manejar cuidadosamente, considerando a todos los involucrados. A los 4 y 5 años, los niños pueden entender mejor sus propios sentimientos y de los demás, además de respetar las reglas del grupo y la escuela. Los docentes debemos intervenir en los conflictos de los niños cuando sea realmente necesario, ya que a esta edad los niños pueden comunicarse a través de la palabra y es deseable que avancen en la resolución autónoma de conflictos con el acompañamiento docente.
En aquellos casos en los que el conflicto produce daños en alguno de los niños, es conveniente proponer posibles acciones reparatorias. Por ejemplo, si alguien le rompió la hoja a un
compañero, deberá compensar con otro dibujo; si tiró la construcción de otro,
deberá volver a armarla; aprenderán a pedir disculpas y, si lastiman a alguien, ayudarán a la/el
docente a asistirlo, etcétera. Estas reparaciones estimularán la empatía y la construcción de
un repertorio de comportamientos y destrezas prosociales que comenzarán a generar en las
niñas y en los niños mayor conciencia sobre las normas, las pautas y la formación de valores
que permitan una mejor convivencia grupal.
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Por otra parte, los límites son indicaciones que los docentes utilizamos para enseñar a los niños el respeto y el cumplimiento de las normas y reglas de convivencia. Estas directrices se comunican verbalmente como a través de las acciones para que los chicos incorporen dichas pautas y normas, necesarias para preservar la convivencia y la tarea compartida. En cuanto al desarrollo progresivo de la autonomía, al enseñar a los niños a hacer cosas por sí mismos en su vida diaria, como atarse los zapatos, ir al baño solos, vestirse sin ayuda, sacar y guardar sus pertenencias les ayuda a volverse más autónomos. En relación a la toma de decisiones, es importante que los docentes estimulemos a los niños a tomar decisiones con cierta autonomía, según sus capacidades como la elección de juguetes, materiales y
propuestas lúdicas; de este modo se ofrece un
ámbito apropiado para desplegar su capacidad
de elección, que luego trasladarán a situaciones
cada vez más complejas.
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